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2023 MAYO · 17 > AGOSTO · 20
Museo Etnográfico de Castilla y León
Saúl Alija Morán
Planta 2 MECyL
Dirigido a todos los públicos
A partir de una transformación personal, profunda y reciente, surge la idea del presente proyecto con un fin esencial: poner en valor y reivindicar el patrimonio artístico y natural de Castilla y León.
Propongo con mi trabajo creativo junto a Rafael-Ángel García Lozano, una defensa de la dimensión espiritual de la elaboración artesanal de los objetos frente a la normalización del uso del plástico, entre otros ejemplos. Considero que los procesos constructivos actuales suponen un deterioro de la utilización de los bienes, afectando directamente a la sociedad, experimentando ésta, pérdida de ciertas virtudes y de la propia identidad a favor de la globalización.
Saúl Alija Morán
Saúl Alija, 1997. 26 años, Zamora.
Saúl Alija es un artista plástico formado como pintor a los 14 años por Alberto Sánchez, uno de los últimos coadjutores vivos de los Talleres de Oficios de la comunidad salesiana de Zamora, espacio actual del IES Universidad Laboral. A partir de los 16 años su formación pictórica se ha desarrollado de manera autodidacta con el apoyo de otros amigos artistas.
Es graduado en Filosofía y Teología. Recientemente ha trabajado con el Ayuntamiento de Zamora en una serie de murales sobre el Cerco de Zamora, la Semana Santa o algunos personajes ilustres de Zamora como Delhy Tejero. En esta intervención fusionó el retrato clásico con el arte urbano. Gracias a esta actuación, fue invitado por el profesor de Historia de la facultad de Magisterio al salón de actos del Campus Viriato para dar a conocer su trabajo de investigación. Allí pronunció el pasado 28 de noviembre una ponencia sobre su trabajo de recuperación de personajes históricos de Zamora.
Su última exposición fue en mayo de 2022 bajo el título de Mysterium, acogida en el Claustro Barroco de la Universidad Pontificia de Salamanca, cuyas obras han sido incorporadas a la colección permanente de cuadros expuestos en la Universidad.
El pasado mes de abril inauguró en Calzada de Valdunciel (Salamanca) un cuadro de 2,5 metros de representación religiosa en frente del retablo churrigueresco del zamorano Simón Gavilán Tomé, con el que Saúl mantiene un diálogo estético. El resultado fue un intento de avance de las técnicas pictóricas del arte contemporáneo en el arte sacro.
Manual espiritual de instrucciones sobre la España vaciada
Un matrimonio, de la mano, visto a lo lejos de lo que cabe tras la luna recortada de un tractor, paradigma del campo. Un establecimiento hostelero, icónico para una generación la de Saúl Alija, el alquiler, el mundo de usar y tirar, que es quizá la forma más sutil de comerciar con la nada, lo inestable, lo que no permanece. Un perfil en una red social en internet, la venta del cuerpo, de lo que somos, la materialidad que nos hace. Manual espiritual, afirma el artista. Que las cosas aparezcan a la conciencia, sin ideología. Alija aborda la experiencia de quedarnos sin agarraderos sólidos, firmes, duraderos. Y el diálogo, la palabra y la Palabra, que nos fundan, nos arraigan, nos brindan horizontes.
Hace unos años escribí que «el mundo rural es otra forma de entenderse en el mundo, de posicionarse y tomar postura ante él». (La otra España vaciada, EL NORTE DE CASTILLA, 16 de abril de 2019, pg. 28). Desde luego, quienes hayan vivido en el rural y no lo conozcan solamente de escapada de fin de semana o de las vacaciones de estío, comprenden que el mundo rural entraña otra forma diferente de ser hombre, de desenvolvernos en sociedad (normalmente minúscula) y de relacionarnos con el medio. Y seguramente perciban también que, en buena parte, hemos impuesto al mundo rural el modo de vida urbano contemporáneo, tan distante, exportándole una forma de ver la realidad que poco tiene que ver con la suya. Aunque, en verdad, cada vez ya menos. Quizá el mundo rural esté dispuesto a devolvernos hoy algunas preguntas.
Saúl Alija es doblemente subversivo con esta muestra en el MECYL. Plantea, a bocajarro, una pregunta por nuestra forma de ser hombre y mujer, los valores que nos mueven, las demandas que exigimos, las aspiraciones que nos alientan. Lo que mueve el mundo, en definitiva. Alija ofrece al espectador parada y fonda para pensar y pensarnos. Y propone. Con sentido crítico. No se queda en la mera denuncia efectista. Dialoga paralelamente con el mundo urbano y rural. Busca en las fuentes de la fe, de la introspección personal e incluso del cristianismo un intento de diálogo del mundo rural con el contemporáneo. ¿Alguien dijo que la etnografía era solamente un objeto de museo o mero motivo de representación enlatada en fiestas populares? Quizá esté más viva que nunca y nos hable más claro que jamás haya hecho hasta ahora -debido a la mayor distancia con nosotros-. «No seáis indignos de vuestros abuelos», nos dijeron una vez. Tampoco los espectadores de esta muestra. Así lo deseamos.